Es verdad que cuando uno sale a comer a un restaurante, mientras espera a que el mozo o moza le tome el pedido, suele sentirse atraído por los exquisitos platos que les llegan a otros comensales a sus mesas. La seducción es tan grande a veces, que dan ganas de ordenar todo aquello apetecible que desfila ante nuestros ojos.Esto mismo, o algo similar, le sucede al protagonista de la historia Sugerencias para el almuerzo, Rigoberto Cortínez. Este señor escucha atentamente lo que comentan otras pe